La hermandad de la luz

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Un estímulo profético dista de ser un vaticinio, un acto mágico o la herramienta mediante la cual un individuo intenta alcanzar o concretar algo en particular. La energía profética no tiene como finalidad abrir paso a la concreción de aquello que la profecía coloca en el nivel consciente de la humanidad. Su único sentido y meta es promover la transformación de los receptores de aquel patrón vibratorio. Cuando una civilización o nación, o un grupo o conjunto de seres, responde evolutivamente al patrón profético que las Leyes Internas le ofrecen, es posible que aquella profecía en su totalidad, así como una parte de ella o un determinado índice de intensidad o alcance de su campo energético, no necesiten expresarse en el mundo formal o tridimensional. La imparcialidad y neutralidad presentes en quienes pueden asumir la tarea de expresión profética es fundamental. Los seres cuyo linaje y condición interna favorecen el formato del servicio profético, jamás deberían tener preferencia ninguna respecto a cumplimiento de este tipo de variables de la energía. En la actualidad, como en todas y cada una de las etapas planetarias y humanas, la energía profética cumple un rol frente a la grave situación de desequilibrio terrestre. Los formatos asumidos por esta corriente interior de asistencia pueden ser múltiples, e incluso pasar desapercibidos para una amplia parcela de la humanidad. Mónadas con avanzado entrenamiento cósmico, así como Jerarquías cuyo rol en esta etapa es el profundo acompañamiento del proceso de transformación humano, se expresan por medio de los canales proféticos. En estos escritos, y en relación a su linaje monádico, Daniel Gagliardo asume la tarea de participar de una red planetaria que encuentra en este aspecto de la Ley Cósmica una de sus herramientas de servicio. Los versículos de instrucción profética presentes en esta obra tienen como objetivo la transmutación de patrones de conducta que debieran ser trascendidos para dar paso a la regencia de la Ley Evolutiva Superior en la superficie terrestre. Los individuos debieran, por beneficio universal, trabajar para su transformación sin quedar en espera del cumplimiento o comprobación de profecía ninguna. Quienes sintonizan así la esencia que proféticamente les es puesta a disposición, profundizan su relación interna con la verdad abriendo camino hacia una nueva era de Luz.

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